
El campo, más que una postal: folclorista Patricia Chavarría exhibe parte de su registro fotográfico en Biblioteca Central UdeC

Se trata de “Yo vengo de lejos tiempos” muestra que consiste en más de 20 fotografías capturadas desde 1964 por la investigadora, Premio Nacional de Folklore 1985, que retratan diversas facetas del canto campesino. La muestra estará disponible para toda la comunidad universitaria hasta el 20 de junio.
El campo visto como algo vivo, que trasciende a una postal. Ése es el principal mensaje que deja la exposición “Yo vengo de lejos tiempos”, la cual puede visitar la comunidad universitaria durante junio en el hall de la Biblioteca Central de la Universidad de Concepción.
A lo largo de 23 fotografías, la muestra retrata la labor de las cantoras, cuyo trabajo fue captado a lo largo de los años por la destacada folclorista Patricia Chavarría Zemelman, quien cámara en mano y a lo largo del país, inmortalizó instancias donde la música tenía un rol central, como festividades o encuentros comunitarios.
El interés por retratar el mundo campesino nació en los años 60 del siglo pasado, cuando la investigadora, Premio Nacional de Folklore 1985, iniciaba su labor de recopilación musical. Momento en el que se dio cuenta de que la música iba más allá de partituras o melodías, ya que entrelazaba muchas más expresiones.
“Esto surgió de forma absolutamente espontánea, ya que desde niña nací con la vocación de dedicarme a la cultura campesina, entonces primero empecé a recoger solamente música, pero comencé a descubrir que esta era parte de un mundo mucho más grande”, afirma Chavarría.
El objetivo era recoger testimonios de las maestras, como denomina a las cantoras, “nadie les dio una clase, nadie les enseñó, entonces fueron aprendiendo a través de la oralidad, escuchando, mirando y tocando”, agrega.
Sentido colectivo
No obstante, las imágenes expuestas son más que simples registros, ya que logran capturar diversos momentos de la vida cotidiana en el campo. Esta característica, a juicio de la también Premio Margot Loyola en la categoría Investigación (2016), revela el sentido colectivo que posee el canto para las comunidades, ya que las cantoras interpretan lo que a la comunidad le gusta.
A ello se suma la complejidad alcanzada por las intérpretes, considerando que en su gran mayoría son autodidactas. “Una señora me decía: ‘Yo sé poquito, apenas se siete afinares’, poquito”, comenta Chavarría entre risas.
Piezas musicales que no son algo aislado, ya que constituyen un reflejo de nuestra historia, con versos que datan de la época de la colonización española, como los romances. “Esos versos tienen como 500 años y todavía están en la memoria de la gente”, explica.
Si bien, la colección abarca un periodo prolongado de tiempo, con los consiguientes cambios vividos por la sociedad, para la investigadora existen constantes hasta hoy en día en la vida de la gente. “Más que en la vida, podríamos decir que, en la percepción, de la cosmovisión que dice que somos parte de un todo”, sentencia.
Pese a que la idea de las cantoras campesinas puede llevar a pensar en el pasado, todavía existen cantoras. “Es distinto a cómo estaban ahí en esas imágenes a cómo están ahora. Pero hay ciertos principios que se mantienen, como la solidaridad y la reciprocidad”, sostiene Felipe Ramos, quien trabaja junto a Chavarría en el Archivo de Cultura Tradicional.
Ramos, quien conoció a la folclorista en 2018 al tomar clases de guitarra con ella, considera que las fotografías expuestas van más allá de simples retratos. “Uno podría ir al campo y hacer postales. Pero cuando se tiene conocimiento y amor por la gente, como la señora Patricia, eso da igual un cierto ojo para tomar la foto de manera que allí hay algo que indica cómo es la gente, más allá de lo superficial”, añade.
Coincidencia afortunada
La vinculación de Patricia Chavarría con la Universidad de Concepción data desde los inicios de su trabajo, especialmente mediante la donación de material sonoro a Radio UdeC y, más recientemente, la donación de partituras y libros.
No obstante, el trabajo directo con la Dirección de Bibliotecas comenzó hace poco tiempo y su origen, al contrario de lo que se podría pensar, se dio de manera casual. “Es una coincidencia afortunada”, comenta la Jefa de la Unidad de Patrimonio Bibliográfico, Ema Rosas Mansilla.
Rosas cuenta que todo partió por la necesidad de determinar quiénes eran las autoras de unas antiguas partituras donadas por la propia Chavarría y que investigaba Norka Carreño, conservadora de la Unidad de Patrimonio Bibliográfico.
Tras ponerse en contacto, comenzaron una serie de encuentros informales que forjaron una relación de cercanía que motivó a la investigadora a visitar las instalaciones de la Unidad de Patrimonio Bibliográfico. Su interés principal radicaba en que no es común que una biblioteca posea una repartición dedicada exclusivamente a la preservación bibliográfica.
“Me empezó a picar este bichito y una dice: ¿para qué tengo todo esto?, yo dije: ‘quiero donarlo’. Primero fue la imagen de la Biblioteca Nacional, donde hay mucho de lo que yo recogí, pero después empezó la inquietud: ‘pero esto debería quedar en mi región’, hasta que llegué a la Universidad”, sentenció Chavarría.
Sabiduría y compromiso que valoró Ema Rosas. “Es visionaria y está legando los objetos materiales, más allá de todo conocimiento que ha entregado en su vida con sus investigaciones, ahora está legando la parte material”, concluye.
De esa forma, el vínculo continuó con la realización del conversatorio “Comunidades, identidad y patrimonios”, que tuvo lugar en mayo, y que incluyó a otras organizaciones ligadas al resguardo del patrimonio, como el Centro de Educación y Tecnología para el Desarrollo del Sur (CETSUR), y el Centro Cultural Curarrehue.
Cabe señalar que “Yo vengo de lejos tiempos” estará disponible para la comunidad universitaria hasta el 20 de junio, y es el resultado de un trabajo colaborativo entre la propia Patricia Chavarría y la artista Belén Droguett, cuyas etapas de investigación, impresión y exhibición fueron posibles gracias al apoyo del fondo municipal FAICC, convocatoria 2024.
Por: Maximiliano Ortiz/Periodista.