Grandes autores preservados: Equipo de Bibliotecas UdeC rescata ejemplares de histórica Editorial Nascimento
La iniciativa surgió del propio equipo de la Unidad de Patrimonio Bibliográfico y busca destacar el aporte a la cultura nacional que tuvo la editorial, activa desde 1917 a 1986, la cual publicó obras de nombres como Gabriela Mistral, Pablo Neruda o Nicanor Parra. Rescate del patrimonio bibliográfico que requirió la preservación de los ejemplares y su traspaso al formato digital, que permitirá a toda la comunidad universitaria acceder a parte fundamental de la literatura chilena del siglo XX.
Preservar ejemplares de libros pertenecientes a grandes nombres de la literatura nacional y latinoamericana publicados por la reconocida Editorial Nascimento, que funcionó entre 1917 y 1986, fue el objetivo del amplio trabajo realizado por el equipo de la Dirección de Bibliotecas que concluyó este 2024.
La colección, que comprende más de 300 títulos vinculados en su mayoría a las humanidades, como la enseñanza de idiomas o teología; y donde destacan obras de importantes nombres de la literatura nacional, como Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Nicanor Parra o Pedro Prado.
Dichos ejemplares se encontraban en las colecciones de Bibliotecas UdeC y su rescate fue liderado por la Unidad de Patrimonio Bibliográfico a partir de una idea surgida durante una reunión online en plena pandemia, según contó su Jefa, Ema Rosas Mansilla.
“La idea de recuperar esta colección específica fue de Pamela Salas Herrera, quien la presentó en una reunión de jefaturas en línea en el año 2021. En ese tiempo ella era Jefa de la Biblioteca de Humanidades y Arte, donde precisamente se concentraba un alto número de ejemplares de dicha colección”, comentó.
Tras la aprobación de la idea y con el retorno a las actividades presenciales, en 2022 comenzó la recuperación y selección del material, que además incluyó libros provenientes del tercer piso de la Biblioteca Central, de Sala Chile y de la Colección Fundacional.
El proceso consideró aspectos técnicos fundamentales, como la limpieza mecánica de cada ejemplar y la extracción de elementos nocivos. Además, se incorporaron marbetes (parte de los libros donde se indica el nombre) especiales con cartón libre de ácido y amarre de hilo de algodón crudo. De esa forma se asegura su conservación futura.
Una vez terminadas las tareas físicas, los libros fueron derivados a la Unidad de Gestión y Análisis de la Información (UGARI), donde se gestiona la digitalización de estos volúmenes antiguos, con pocas copias y difíciles de encontrar.
El valor del libro físico
Por otra parte, los ejemplares físicos fueron devueltos a sus respectivas colecciones de origen. Destaca el traspaso a Sala Chile, donde se conservarán en estanterías full-space ubicadas en un sector especialmente climatizado, lo que busca asegurar condiciones óptimas para su consulta por parte del cuerpo académico e investigativo.
La importancia de estas medidas de conservación, pese a contar con versiones digitalizadas, radica en el alto valor que tienen los impresos para las y los investigadores, señaló Rose Marie Espinoza Candia, Jefa de Sala Chile.
“En este caso las ediciones impresas son valiosas per sé, por su materialidad y si se desea investigar al libro, formato, tamaños y distintos rasgos importantes que se llevan a cabo como sello de la editorial, podrán ser revisados en Sala Chile”, explicó.
Labor de resguardo del material que se acompañará de distintas iniciativas de difusión y divulgación, tanto para quienes investigan como para la comunidad a través de las redes sociales. Acciones que también buscan destacar la literatura en sus múltiples manifestaciones artísticas, “incluyendo asimismo dibujos del escritor antofagastino Andrés Sabella, que incluso es una figura que está ligada a la Revista Atenea”, agregó Espinoza.
Aunque no es la única figura ligada a la emblemática publicación universitaria, además se pueden encontrar los libros “Dos hombres: Portales y Lastarria”, “Estudios de literatura chilena: primera serie” y “El Viaje Literario”, de Domingo Melfi, quien fue Director de Revista Atenea.
La Editorial Nascimento operó en Santiago y Concepción bajo la dirección de Carlos George Nascimento, un importante editor portugués que se asentó en Chile a principios del siglo XX y que, en base a la colección heredada por su tío Juan Nascimento junto a otros aportes, en 1917 creó la editorial que funcionó hasta 1986. Junto a los grandes nombres ya mencionados, las páginas de sus libros también registran el paso de escritores como Nicomedes Guzmán, Jorge Jobet, César Vallejo y Sady Zañartu.
Por: Maximiliano Ortiz/Periodista.
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