Odontología: una biblioteca familiar que busca constantemente el cambio
Pese a sus múltiples ubicaciones, la colección de esta biblioteca de especialidad es considerada fundamental para el desarrollo de la disciplina no solo en la comunidad universitaria, sino también a nivel nacional e internacional. En sus dependencias convive la búsqueda de textos y la realización de actividades que crean un ambiente familiar.
Los tonos claros en las paredes y las filas de asientos de espera es lo primero que se puede apreciar al ingresar al edificio de calle Roosevelt 1550. A simple vista no parece un ambiente identificable con una institución de educación superior, donde los atrios repletos de estudiantes suelen convivir con el silencio de las aulas.
No obstante, en dicha estructura funciona la sede de una de las carreras fundadoras de la Universidad de Concepción como lo es Odontología, lo que se advierte al ver a gran parte del estudiantado vistiendo indumentaria clínica, uso que se extiende a la biblioteca de especialidad. “El funcionamiento en sí es distinto, porque tenemos medidas de seguridad estrictas”, asevera Ana María Agüero, Jefa de Biblioteca.
“Nosotros estamos insertos dentro de las clínicas de la Facultad, nuestros alumnos generalmente andan con ropa de color, pero los puedes observar venir de las clínicas con sus uniformes, con sus instrumentos, los articuladores y todo, a pedir un libro”, agrega.
Escenario que ya es habitual para Agüero, quien asumió el cargo en 2014, luego de trabajar desde 1992 como técnico de Biblioteca, participar en la creación de la colección de especialidad en Arquitectura y culminar sus estudios en Santiago. En su opinión, el espacio en estos últimos años ha experimentado múltiples cambios, como su ubicación dentro de la Facultad y el funcionamiento durante el periodo más grave de la pandemia.
Aunque para ella lo más distintivo de la repartición es el espíritu familiar que se vive en todas las áreas, donde la premisa principal es la ayuda mutua entre el estudiantado, el cuerpo académico y el personal.
“Eso hace que la Biblioteca tenga esa acción de comunidad-familia. Cualquier necesidad que ellos presenten, si no hay quien se la pueda solucionar, vienen a consultar y Bibliotecas siempre está abierta para ellos”, agrega.
Ayuda que no sería posible sin una gestión adecuada de los textos, tarea donde juega un rol fundamental Bélgica Contreras, oficial de Biblioteca, quien llegó cuando el sistema actual de búsqueda no existía, por lo que conoce al detalle la colección.
“Los libros son muy interesantes, es lo que más me gustó, y el ambiente que era muy bueno”, indicó al ser consultada por lo que más le llamó la atención del lugar.
Si bien, son varios los títulos que cuentan con una alta demanda, la Facultad destaca por la vasta producción propia que posee, la cual incluso ha servido de referencia para profesionales de odontología de otros países. Un ejemplo de lo anterior es el Libro “Prótesis Completas: manual para clínica y laboratorio”, del fallecido profesor Alfonso Catalán. Tal fue su impacto, comenta Agüero, que en la actualidad todavía sirve de base para los y las estudiantes.
Cambio constante que parece no detenerse, ya que uno de los desafíos en el mediano plazo consiste en implementar el concepto de estantería abierta, el que ya se ha adoptado de manera parcial con el propósito de integrar al cuerpo investigativo.
“El darle autonomía al usuario nos va a permitir a nosotros también crear nuevos servicios que vayan en apoyo a esa parte investigativa y orientarnos a crear nuevos servicios que permitan –por ejemplo- el ocio y la relajación”, finalizó.
No obstante, el espíritu pionero del área dental se remonta a los inicios de la Universidad en 1919, con la fundación de la Escuela de Dentística, la que en sus primeros años tuvo múltiples emplazamientos, como el antiguo Hospital San Juan de Dios para luego transitar por edificios en Avenida O’Higgins, calle Tucapel y San Martín.
En 1932 se inauguró una de sus sedes más emblemáticas, frente a Plaza Perú, donde hoy se ubica la Pinacoteca UdeC. Las memorias de esa época, concretamente la de 1943, consignan la existencia de 405 obras y 310 revistas.
A lo anterior se sumaba la colección vinculada a la materia que se encontraba en la Biblioteca Central, la cual fue trasladada en 1982 a la actual sede, luego de completada su construcción.
Por Maximiliano Ortiz / Periodista InES Ciencia Abierta-Bibliotecas UdeC.